sábado, 1 de febrero de 2014

ALFONSO ALDANA MACHADO
DOCENTE DE LENGUA CASTELLANA DE LA INSTITUCIÓN MÁNDELA.
PROFESIONAL EN LINGÜÍSTICA Y LITERATURA.

ANALISIS E INTERPRETACIÓN DE LA QUINTA CARTA DE PAULO FREIRE.
Paulo freire habla sobre diversos problemas a los que se enfrentan las maestras en un aula de clases, debido a que nunca hay una verdad absoluta  cuando de temas sociales se trata.
Seguido  de esto manifiesta, que el maestro en su primer día de clases se siente inseguro, tímido, cohibido, con temor para tomar decisiones, miedo que solo se vence si se asume con madurez y en vez de esconderlo se da a conocer, puesto que  aflorar los sentimientos permite la comprensión de los presentes y a la vez les enseña que al igual que las personas del resto del mundo, es humano y por lo tanto puede sentir y equivocarse, con este acto se demuestra humildad, valentía y a la vez, se empieza a ganar la confianza de los educandos, dando a conocer que también de ellos se puede aprender.
En esta labor, el docente, de aula debe estar atento a todo; es decir, debe hacer lectura de la clase como si fuera un texto, para así poder entender la identidad cultural que poseen, las diferencias, los gustos a través de la interacción con el grupo.
Para realizar esta evaluación y seguimiento, una de las  estrategias que se puede implementar es el diario de campo, el cual también se le puede sugerir a los educandos para que lo lleven y las observaciones puedan socializarse en espacios pedagógicos y de convivencia, donde se comparta las apreciaciones y experiencias.
Para esto debemos “observar muy bien, comparar muy bien, intuir muy bien, imaginar muy bien, liberar muy bien nuestra sensibilidad, creer en los otros, pero no demasiado en lo que pensamos de los otros”.
Este proceso de retroalimentación les indica a los educandos que la clase no se aborda solo desde contenidos, sino, que se tienen en cuenta las condiciones sociales, culturales y económicas del contexto, brindándoles protagonismo e importancia.

No obstante,  para conseguir este pensamiento crítico, se requiere de docentes competentes, investigadores, innovadores, imaginativos, creativos  y amorosos, que no solamente quieran, sino que sepan querer y aprendan a saber querer, solo de esta forma se lucha contra la discriminación, el rechazo, el autoritarismo, el desamor, el egoísmo y la maldad, fomentando en el ser de los educandos ideologías como el respeto y la defensa por su identidad cultural.
Todo lo anterior ayuda a acercar la escuela al educando, hasta el punto, que llega a ser considerada su segundo o primer hogar, asemejándose  a lo que habían soñado, o anhelado los educandos, sin muchas exigencias o peticiones, puesto que el anhelo nace delo que se desea y no se tiene.
Cuando este pensamiento crítico y liberal es observado en los educandos, se  pone de manifiesto el poder y la libertad que ejerce la democracia,  hasta el punto,  que se puede prescindir de  reglamentos rigurosos  o autoritarios para conseguir un buen comportamiento y sentido de pertenencia, en la medida que el estudiante se reconoce como ser social que habita en un espacio que comparte con otros que poseen los mismos derechos y deberes, y con los cuales se identifica.

Para Paulo Freire, este es el verdadero sentido de una escuela que piensa y cuestiona la realidad desde las vivencias y que comprende el mundo desde el mundo mismo, brindando con ello,  las características y cualidades de una escuela en mejoramiento continuo, democrática y soñada, la cual está conformada por seres sociales.