ALFONSO ALDANA MACHADO
DOCENTE DE LENGUA CASTELLANA DE LA INSTITUCIÓN MÁNDELA.
PROFESIONAL EN LINGÜÍSTICA Y LITERATURA.
ANALISIS E
INTERPRETACIÓN DE LA QUINTA CARTA DE PAULO FREIRE.
Paulo freire habla
sobre diversos problemas a los que se enfrentan las maestras en un aula de
clases, debido a que nunca hay una verdad absoluta cuando de temas sociales se trata.
Seguido de esto manifiesta, que el maestro en su
primer día de clases se siente inseguro, tímido, cohibido, con temor para tomar
decisiones, miedo que solo se vence si se asume con madurez y en vez de
esconderlo se da a conocer, puesto que aflorar los sentimientos permite la
comprensión de los presentes y a la vez les enseña que al igual que las
personas del resto del mundo, es humano y por lo tanto puede sentir y
equivocarse, con este acto se demuestra humildad, valentía y a la vez, se empieza
a ganar la confianza de los educandos, dando a conocer que también de ellos se
puede aprender.
En esta labor, el
docente, de aula debe estar atento a todo; es decir, debe hacer lectura de la
clase como si fuera un texto, para así poder entender la identidad cultural que
poseen, las diferencias, los gustos a través de la interacción con el grupo.
Para realizar esta
evaluación y seguimiento, una de las estrategias que se puede implementar es el
diario de campo, el cual también se le puede sugerir a los educandos para que
lo lleven y las observaciones puedan socializarse en espacios pedagógicos y de
convivencia, donde se comparta las apreciaciones y experiencias.
Para esto debemos “observar muy bien, comparar muy bien, intuir muy bien, imaginar muy bien, liberar muy bien nuestra sensibilidad, creer en los otros, pero no demasiado en lo que pensamos de los otros”.
Este proceso de
retroalimentación les indica a los educandos que la clase no se aborda solo
desde contenidos, sino, que se tienen en cuenta las condiciones sociales,
culturales y económicas del contexto, brindándoles protagonismo e importancia.
No obstante, para conseguir este pensamiento crítico, se
requiere de docentes competentes, investigadores, innovadores, imaginativos,
creativos y amorosos, que no solamente
quieran, sino que sepan querer y aprendan a saber querer, solo de esta forma se
lucha contra la discriminación, el rechazo, el autoritarismo, el desamor, el
egoísmo y la maldad, fomentando en el ser de los educandos ideologías como el
respeto y la defensa por su identidad cultural.
Todo lo anterior ayuda a
acercar la escuela al educando, hasta el punto, que llega a ser considerada su
segundo o primer hogar, asemejándose a
lo que habían soñado, o anhelado los educandos, sin muchas exigencias o
peticiones, puesto que el anhelo nace delo que se desea y no se tiene.
Cuando este pensamiento
crítico y liberal es observado en los educandos, se pone de manifiesto el poder y la libertad que
ejerce la democracia, hasta el
punto, que se puede prescindir de reglamentos rigurosos o autoritarios para conseguir un buen comportamiento
y sentido de pertenencia, en la medida que el estudiante se reconoce como ser
social que habita en un espacio que comparte con otros que poseen los mismos
derechos y deberes, y con los cuales se identifica.
Para Paulo Freire, este es
el verdadero sentido de una escuela que piensa y cuestiona la realidad desde
las vivencias y que comprende el mundo desde el mundo mismo, brindando con
ello, las características y cualidades
de una escuela en mejoramiento continuo, democrática y soñada, la cual está conformada
por seres sociales.